La Sociología y la Teoría Moderna de los Sistemas
Walter Buckley. 1era.edición en castellano 1970. Amorrortu Editores. Buenos Aires

PREFACIO

El concepto moderno de sistemas, que floreció durante la 2da.Guerra Mundial (si bien se apoyó en principios que venían elaborándose desde mucho tiempo atrás) ya ha producido sus primeros frutos y ahora amenaza con integrarse de forma superficial al corpus de la sociología. Por ejemplo : palabras tales como “insumo” (input) o producto (output), retroaleimentación (feedback), “límite” y “sistema”, etc.

Este libro nace de la convicción de que los modelos de equilibrio mecánico y los modelos organísmicos son inadecuados y de que la moderna investigación de los sistemas puede proporcionar un marco conceptual más conducente.

Desde el punto de vista analítico, el trabajo científico se lleva a cabo en tres niveles diferenciales, no en dos :

• investigación empírica
• teoría lógico-deductiva
• marco referencial (modelos o filosofías que informan n/enfoque). •

1. Introducción

La teoría ahora predominante se ha construído según los modelos de sistemas mecánicos y orgánicos (mas exactamente organísmicos), elaborados en siglos anteriores y que resultan inadecuados para abordar el tipo de sistema representado por el dominio sociocultural (nivel humano de organización, distinto al nivel “social” de ciertas especies de animales o insectos).

En este volumen nos proponemos estudiar los principios y los métodos de la moderna teoría de sistemas en cuanto ésta pudiera servir de base a un modelo o marco teórico mas apropiado para el análisis sociocultural.

El nuevo concepto de los sistemas se basa en la idea de que la clave de las diferencias sustantivas entre los sistemas reside en el modo en que éstos se encuentran organizados, en los mecanismos y las dinámicas particulares de las interrelaciones de las partes y con el medio.

2. Modelos de sistema social

Las concepciones subyacentes no parecen haber superado el modelo de equilibrio mecánico construido siglos atrás. Otro tanto ocurre con los modelos orgánicos: se ha avanzado apenas a partir de callejón sin salida en que nos dejara la era del darwinismo social, tan aficionada a las analogías orgánicas y organísmicas.

El modelo mecánico:

Pitirim A. Sorokin reseñó de manera admirable la evolución de la “escuela mecanicista” de sociología.

Mediante los rápidos progresos que experimentaron la física, la matemática y la mecánica en el siglo XVII, los estudiosos sociales se aplicaron a una interpretación del hombre, de la mente y de la sociedad humanos, según los conceptos, los supuestos y métodos de aquellas disciplinas. Surge entonces la FISICA SOCIAL (moderna sociología de entonces) del siglo XVII, doctrina según la cual el hombre es un objeto físico, una especie de compleja maquinaria cuyas acciones y cuyos procesos químicos podían ser analizados de conformidad con los principios de la mecánica.

La mecánica social concibió a la sociedad como un sistema astronómico en el cual los seres humanos eran elementos unidos por la atracción mutua o separados por la repulsión; los grupos o estados eran sistemas de oposiciones en equilibrio. Basábase todo en la interacción de causas naturales, las cuales debían ser estudiadas en cuanto sistemas de relaciones mensurables. Los conceptos físicos de espacio, tiempo, atracción, inercia, poder fueron aplicados al estudio del hombre y de la sociedad.

Según Sorokin, la mayoría de la física social (S XVIII y primera mitad XIX) no hizo sino repetir los conceptos del S XVII.

Uno de ellos fue Wilfredo Pareto (ingeniero) que sin embargo utilizó solamente los principios más generales de la mecánica cuando estos parecían poder aplicarse a la mecánica. Así encontramos en Pareto la noción de sistema con la acepción de “conjunto de elementos en interrelación”. Dichos elementos pueden encontrarse en estado de “equilibrio”, de suerte que si surgieran cambios moderados tendientes a romper dicho equilibrio, surgirían cambios de signo opuestos encaminados a restablecerlo.

Muchos sociólogos contemporáneos adoptaron esta concepción sin revisarla, casi; en particular, Talcot Parsons, Bujarín, K Lewin, Sorokin, etc.

Ciertos científicos sociales se refirieron a la sociedad y el grupo como “sistemas sociales” pero no con criterios netamente mecanicistas. MacIver, por ejemplo, con su concepto de “precipitante” : …con esa palabra queremos señalar a cualquier factor o condición específicos capaces de cambiar el curso preestablecido de los acontecimientos, de romper un equilibrio preexistente, o de liberar fuerzas o tendencias hasta el momento reprimidas o latentes…Los sistemas sociales se apoyan, en todo tiempo y lugar, sobre códigos, instituciones, tradiciones e intereses. El cambio no es sino la alteración de un equilibrio persistente. Los datos de la historia nos permiten concebir una tendencia constante al equilibrio, hostigada siempre por fuerzas que amenzan desajustarlo, perturbarlo”.

Parsons dice que para estudiar el cambio social es necesario algún punto de referencia a partir del cual podamos dar por producido el cambio. Cuando Parsons admite la existencia de fuerzas de cambio “endógenas” en el sistema, nos apartamos de cuanto pudiera serle familiar al estudioso de la mecánica clásica.

Como señalaron otros autores, decir que las fuerzas internas tienden al equilibrio, sin perjuicio de conducir al cambio, en una contradicción en los términos.

El modelo orgánico:

Así como el auge del modelo mecánico correspondió a una época de adelantos en la ciencia física, el modelo orgánico de la sociedad se inspiró en los progresos de la biología, a los cuales hubo de contribuir el propio Herbert Spencer.

Es necesario distinguir entre la analogía organística y el modelo orgánico. Este último es mas general que aquella. Los sistemas biológicos se dan por supuesto en más de un nivel : la organización y la dinámica de un organismo aislado, individual, son distintas de las que pueden observarse cuando la unión de muchos organismos conforma especies o sistemas ecológicos (poblaciones).

No existen analogías entre el cuerpo político y un cuerpo viviente, salvo aquellas que se derivan de ser cada uno de ellos un todo compuesto por la mutua dependencia de las partes. El organismo social, discreto, en vez de concreto, asimétrico en vez de simétrico y cuyas partes integrantes son capaces de recibir y elaborar sus propias sensaciones en lugar de depender de un centro sensitivo común, no es comparable con ningún tipo particular de organismo animal o vegetal.

Fue desafortunado que tanto Spencer como otros asemejasen la sociedad a los organismos individuales antes que a la especie, pues muchas de las contradicciones de esa posición provienen de distinguir insuficientemente entre diferentes niveles biológicos de organización. (Es probable que ello se deba en parte a la renuencia, que aún persiste, a aceptar los agregados ecológicos como “entidades” o “sistemas” en el mismo sentido en que se habla de organismos)

Esta decisión resulta un tanto sorprendente desde que el propio Darwin se refiere a las especies y a la filogenia (“origen y desarrollo evolutivo de las especies”) y no a los individuos y a la fisiología (“ciencia que estudia las funciones de los seres orgánicos”)

Aunque escojamos la analogía orgánica, tendría mas sentido afirmar, por ejemplo, que las sociedades son como las especies, ya que tanto la conservación como el cambio de estructura son rasgos característicos de ambas, en ciertas condiciones; que ni las especies ni las sociedades “mueren” como los organismos; y que como señaló Lester Ward, en la evolución, la lucha no se libra por la “supervivencia” (de los organismos individuales) per se, sino que –esto es mucho mas importante- se trata de una lucha por la estructura.

Según Colin Pittendrigh, los biólogos profesionales han fijado la atención en aspectos secundarios del proceso histórico por el cual se acumula la información genética. Se han ocupado de los individuos cuando debieron ocuparse de las poblaciones; les preocupó la evitación de la muerte en vez de importarles la reproducción (perpetuación del genotipo)

Si la sociedad es como un organismo, las partes cooperan. Si la sociedad es como un conglomerado ecológico, el modelo darwiniano (o hobbesiano) de lucha competitiva es mas aplicable. Spencer adoptó la primera alternativa.

Todas las clases de criaturas se parecen en tanto cada una de ellas muestra cooperación entre sus componentes en beneficio del conjunto. Por añadidura, entre los organismos individuales el grado de cooperación mide el grado de evolución; y esta verdad es válida también entre los organismos sociales.

La controversia actual en la teoría sociológica acerca, de la oposición entre el modelo conflictual y el consensual, se refleja en los aspectos duales del modelo biológico, tan confusamente entremezclados por los teóricos sociales.

Lester Ward (biólogo-sociólogo) -y con él la moderna teoría de sistemas- disipa la confusión y demuele prácticamente al darwinismo social. Spencer había afirmado que existe una “identidad de principios de organización fundamentales entre los sistemas socioculturales por una parte, y los organismos y los sistemas filogenéticos por la otra. Sin embargo, la importancia atribuida por Ward al proceso de adquisición de conocimiento, sus conceptos de la lucha por la estructura y sus principios de “diferencia de potencial” y de “sinergia” / el trabajo conjunto, sistemático y orgánico de las fuerzas antitéticas de la naturaleza” para producir la organización) se encuentra en la corriente principal de la teoría moderna de los sistemas.

El funcionalismo actual en sociología representa la versión actual del modelo biológico. Pero mientras los darwinistas sociales se inclinaron por el sistema filogenético para subrayar el tema de la lucha competitiva, los funcionalistas utilizan el ejemplo organísmico como ejemplo supremo de la estrecha cooperación entre las partes que conservan una estructura fija dentro de ciertos límites tolerados.

Parsons ofrece a la homeostasis como ejemplo de equilibrio orgánico, relativamente estable, mediante procesos continuos que “neutralizan” las fuentes exógenas y endógenas de variabilidad.

Cannon acuñó el término “homeostasis” aplicándolo a los sistemas biológicos con el fin de evitar las connotaciones estáticas de la palabra equilibrio, y destacar, al mismo tiempo, las cualidades dinámicas, procesales y de mantenimiento del potencial de los sistemas fisiológicos, básicamente inestables.

Pero al tratar el sistema sociocultural, saltamos a un nuevo nivel sistémico, necesitamos un concepto que refleje no sólo el grado de mantenimiento de la estructura sino también de la elaboración estructural y el rasgo cambiante de un sistema intrínsicamente inestable. Es decir, un concepto de morfogénesis. La idea de “estado constante” utilizada ahora con frecuencia, se aproxima a esa concepción, o la permite, si se entiende que el “estado” que tiende a permanecer constante no debe ser identificado con la estructura particular del sistema. Es decir, para mantener un estado constante es posible que el sistema deba modificar la estructura particular del sistema.

C.A. Mace reconoce esta distinción y propone dos ampliaciones del concepto de homeostasis:

Una primera: incluiría el caso en el cual lo que se mantiene o restaura no es tanto un estado interno del organismo sino alguna relación del organismo con su medio. Fenómeno de adaptación y de ajuste.

Segunda ampliación: incluiría el caso en que el objetivo o la norma es cierto estado o relación, nunca experimentados anteriormente por el organismo.

Los funcionalistas recurren a la analogía organísmica, y ello los conduce a hacer hincapié en los aspectos mas estables del sistema social, sobredeterminarlos, y más fundamentados normativamente, a expensas de otros aspectos de pareja importancia, prescindiendo de los cuales se vuelve imposible el análisis dinámico. Esto responde, en apariencia, a la búsqueda del equivalente social de la estructura relativamente fija que el organismo posee, en relación con la cual los funcionalistas biológicos pueden estimar la normalidad y la anormalidad, la salud y la enfermedad y buscar los mecanismos de mantenimiento automáticos y homeostáticos. Así para el parsoniano, el sistema social es casi sinónimo de la parte dominante e institucionalizada de la estructura social.

Se apela a una estructura estable como punto de referencia del cambio, pero, a su vez, ella se convierte en la estructura del sistema y se la define en cuanto “pautas institucionales de cultura normativa

El modelo procesal:

Predominante en la sociología norteamericana de principios del XX, destacan W Small, GH Mead, R.E Park y E.W.Burguéss, apoyándose en sociólogos alemanes tales como Simmel y Von Wiese.

En esencia, la forma típica del modelo procesal concibe a la sociedad como una interacción compleja, multifacética y fluída, de muy variables grados e intensidades de asociación y disociación. La estructura es una construcción abstracta; no es diferenciable del proceso interactivo en desarrollo, sino que constituye, más bien, una representación temporaria y acomodaticia de éste en un momento dado. Estas consideraciones llevan a una idea fundamental : los sistemas socioculturales son intrínsicamente elaboradores de su estructura y cambiantes; para algunos los vocablos “proceso” y “cambio” son sinónimos. El análisis procesal concentra la atención en los actos y en las interacciones de los elementos integrantes de un sistema en desarrollo, de modo que diversos grados de estructuración de estos surgen, persisten, se disuelven o cambian.

En esta perspectiva los primeros nombres que aparecen son los de Marx y Engels, cuya concepción de la historia se remite a un proceso dialéctico, en virtud del cual aparecen nuevas estructuras a partir de condiciones inmanentes en las anteriores.

Albio W. Small –importante precursor de la sociología norteamericana- estaba profundamente influenciado por el concepto procesal de Marx. La importancia que atribuía al proceso social hizo que el papel de los intereses, sus conflictos y sus adaptaciones, fuesen las claves de una sociología verdaderamente dinámica.

A principios de siglo, Small sostenía que “las líneas principales del progreso metodológico en sociología están determinadas por el gradual desplazamiento del trabajo cognoscitivo que abandona la representación analógica para entregarse al análisis real de los procesos sociales”

Y también que “La experiencia humana crea un proceso de asociación…la asociación deviene en procesos acelerados de diferenciación o de permuta de intereses dentro del individuo, y de contacto entre los individuos y grupos en que aquellos se combinan. Como elemento incidental de esta persecución de propósitos y del proceso de adaptación interpersonal resultante de aquella, los individuos entran en relaciones estructurales mutuas mas o menos persistentes, denominadas generalmente instituciones y en ciertas orientaciones mas o menos permanentes de esfuerzo, a las que podríamos llamar funciones sociales. Ambas son producto del proceso de asociación, pero no bien pasan del estado de fluidez a una condición relativamente estable, se convierten a su vez en causas de etapas posteriores del proceso de asociación”

En su obra Social Process, Cooley concentró su atención en el “proceso provisorio” que implicaba como agentes dinámicos a la energía y el crecimiento, y en el cual el desarrollo selectivo se movilizaba por la interacción de tendencias activas y de las condiciones circundantes. Sostuvo Cooley que para el proceso social la expresión crece lo que funciona, es más apropiada que la de selección natural o supervivencia del mas apto, pues “no nos induce tan fácilmente a apoyarnos en concepciones mecánicas o biológicas”

R.E.Park mantuvo en primer plano la idea de procesos al analizar las formas de interacción o los fundamentos de la ecología social. En lugar del concepto de “el proceso social” Park desarrolló mas inductivamente su clasificación (o continuo) de los numerosos procesos sociales que se manifiestan en la sociedad. “El mundo de la vida esta colmado de lucha, y de las consiguientes acomodaciones y equilibrios temporarios. El equilibrio social expresa en sí mismo las acomodaciones temporarias.

En el campo de la antropología Raymond Firth sostiene que el “estructuralismo” comienza a disiparse. Y en esta situación “ha venido a reconocerse mas claramente el valor básico del concepto de estructura social como instrumento heurístico más que como entidad social fundamental”.

Poco después Nadel explora la hipótesis de que el análisis estructural no debe ser estático y la estructura social debe ser abordada como una “suma de procesos en el tiempo”.

Evon Z. Vogt , también desde el campo de la antropología, sostiene que ambos conceptos, el de estructura y el de proceso deben integrarse en un modelo teórico general. A semejanza de Nadel , piensa que se concibe falsamente a la estructura como estática y al cambio como algo patológico. Sería mejor establecer la primacía del cambio, concibiendo a la estructura como el modo en el que la móvil realidad se traduce, para el observador, en observación artificial de un instante.


La sociología y la teoría moderna de los sistemas
Walter Buckley (parte 2)

La perspectiva de los sistemas generales:

La teoría moderna de los sistemas, es la culminación de un amplio desplazamiento de la perspectiva científica que, producto de una dialéctica constante entre las concepciones de la ciencia física y de la ciencia biológica, nos ha apartado de la preocupación por la sustancia inherente, las cualidades y las propiedades, para concentrar nuestra atención en los principios de organización “per se”, al margen de la sustancia de lo que se organiza.

Al delinear el desarrollo histórico de la teoría de la materia, Stphen Toulmin y June Goodfield relatan la larga historia de la larga lucha por salvar la distancia teórica entre la materia orgánica y la materia inorgánica.

Un fisiólogo del SXVIII La Mettrie dio un importante paso adelante con su libro El hombre máquina, escrito en 1747. Esboza los audaces lineamientos de una nueva sistema fisiológico: un sistema en cual el concepto fundamental es el de “organización”.

El dilema al que se enfrentaba era el de saber si la materia prima de la naturaleza debía ser intrínsicamente animada o inanimada. Las consecuencias era claras: ninguna estructura construida exclusivamente de materia podía ser sino bruta, mecánica, insensible –la condición de los animales en opinión de Descartes-. Si tal era el caso, la idea misma de una máquina consciente debía ser una contradicción “in términi”.

La Mettrie da una respuesta rechazando el supuesto fundamental: en sí misma la materia no es orgánica ni inorgánica, no esta viva ni muerta, no es sensible ni insensible. La diferencia entre estos estados o cualidades de las cosas materiales se origina, no en la naturaleza intrínsica de su materia prima, sino en la diferencia de organización de dichos materiales.

Sin embargo, La Mettrie pudo ofrecer pocas pruebas.

La lucha continuó entre las concepciones mecanicista y vitalista, con periódicos esfuerzos destinados a fusionarlas. Claude Bernard en el siglo XIX explicó los mecanismos reguladores de la máquina animal “sobre la base de principios que no fueron debidamente explotados hasta llegar a las máquinas del siglo XX- los principios de base que sirven para los termostatos, los controles electrónicos y los servomecánicos.

En las última décadas del siglo, hombres como Whitehead apreciaron que no era posible estudiar los problemas cada vez mas considerables dentro de la “complejidad organizada” dentro del enfoque de la física clásica.

La respuesta se halla mas bien en el “totalismo orgánico” de la biología que atribuye debida importancia a; I) a la explicación “teleológica” y 2) a la utilización exhaustiva de la clasificación y la categorización. (La taxonomía).

El concepto clave de “complejidad organizada”-definido como una reunión de entidades interconectadas por una red compleja de relaciones- debe distinguirse del concepto de “simplicidad organizada” –un complejo de componente relativamente invariables vinculados por una secuencia rigurosa o una aditividad lineal, sin circuitos cerrados en la cadena causal y debe distinguirse también del concepto de “complejidad caótica”, un vasto número de componentes que no necesitan identificarse específicamente y cuyas interacciones pueden describirse en términos de cantidades o gradientes distribuidos en forma continua, como en la mecánica estadística.

Rapaport y Horvaht sugieren luego que se necesitaban dos clases de instrumentos conceptuales para extender los “métodos teóricos sistemáticos y rigurosos” a la complejidad organizada de lo totalista. Ambos derivan de los métodos teleológicos y de la taxonomía.

A) la antigua teleología adquiere actualidad gracias a las leyes físicas y principios causales que gobiernan la construcción de redes de relaciones causales, incluida la retroalimentación de circuito cerrado (feedback loops) que permitieron obtener una definición operacional aceptable de la conducta de persecución de metas sin incurrir en verdadera teleología.

B) la distinción entre las máquinas con o sin retroalimentación de circuito cerrado que concurren a la persecución de objetivos, constituye una distinción topológica, definible según la teoría de los grafes, una rama de la topología (rama de la matemáticas que trata específicamente de la continuidad y de otros conceptos mas generales originados en ella). Así estudia las propiedades de las figuras con independencia de su tamaño o forma (las diferentes formas de una figura dibujada en una superficie elástica estirada o comprimida son equivalentes en topología).

Estos dos instrumentos conceptuales interrelacionados –la cibernética y la topología- aparecen por lo tanto como dos disciplinas que junto a una tercera piedra fundamental –la teoría de las decisiones- será la base de la ciencia que se ocupa de la “complejidad organizada”.

Por lo tanto, el enfoque moderno de los sistemas procura reemplazar la anterior técnica analítica, atómica, propia de Laplace, con una orientación mas totalista enfocada hacia el problema de la “organización compleja”.

El moderno enfoque de los sistemas presenta para la sociología una particular atractivo porque promete desarrollar:

a) un vocabulario común , unificador de las diversas disciplinas de la conducta.
b) Una técnica del tratamiento de la organización amplia y compleja.
c) Un enfoque sintético que no tolera el análisis fragmentario, en razón de la imposibilidad de tratar, fuera del concepto total, las complicadas interrelaciones de las partes.
d) Un punto se vista que refleja la esencia de la sociología, porque concibe al sistema sociocultural con referencia a REDES de información y comunicación.
e) Al estudio de las relaciones ANTES que de las “entidades”, atribuyendo especial importancia al proceso y a las probabilidades de transición en cuanto bases de una estructura flexible, con muchos grados de libertad.
f) Un estudio definible operacionalmente objetivo y no antropomórfico de la intencionalidad, la conducta sistémica persecutoria de metas, los procesos cognoscitivos simbólicos, la conciencia y el autopercatamiento (self-awareness) y la emergencia y la dinámica socioculturales, en general.

3. SISTEMAS

En este capítulo atribuiremos especial importancia a las diferencias entre los tipos fundamentales de sistemas, especificados con referencia a:

a) sus disposiciones estructurales y su dinámica
b) los problemas metodológicos de análisis que cada uno suscita.

Podemos afirmar que el modelo de sistema que nos interesa “es un complejo de elementos o componentes, directa o indirectamente relacionados a una red causal, de modo que cada componente esta relacionado con varios otros, de modo más o menos estable, en un lapso de tiempo dado”.

Los componentes pueden ser relativamente simples y estables o complejos y cambiantes; pueden variar sólo una o dos propiedades o bien adoptar muchos estados distintos.

Sus interrelaciones pueden ser mutuas o unidireccionales, lineales, ni lineales o intermitentes y exhibir distintos grados de eficacia o prioridad causal.

Las clases de relaciones más o menos estables de los componentes que se verifican en un momento dado constituyen la estructura particular del sistema en ese momento, alcanzando cierto grado de “totalidad” dotada de cierto grado de continuidad y de limitación.

Asimismo, centraremos nuestro interés en los sistemas dentro de los cuales se desarrolla constantemente cierto proceso, incluido un intercambio con un medio situado más allá del límite.

Suele admitirse que cuando tratamos el sistema más abierto, provisto de una estructura sumamente flexible, la distinción entre los límites y el medio es cada vez más arbitraria y queda subordinada a la intención del observador.

Sistemas y entidades:

A medida que avanzan los estudios, se percibe que no puede formularse una división neta entre las cosas que son y las que no son sistemas. Tendremos mas bien que reconocer ciertos grados de "sistemidad".

Y si a la vez reconocemos que todas las “sustancias” o “entidades” estudiadas por las distintas disciplinas científicas –partículas nucleares, moléculas, sistemas solares, organismos, comunidades ecológicas, sociedades-pueden subsumirse en una definición de sistema, nos vemos obligados a aceptar que existen diversos grados de “entitividad”.

Con referencia a las “sustancias reales” ello no parece tener mucho sentido pues ¿cómo es posible que pueda haber “grados” de sustancia?

Pero si las sustancias o entidades representan sistemas cuyas características o propiedades responden a una organización particular de sus componentes de nivel inferior, y si admitimos que hay distintos grados de organización, el misterio desparece.

Por ejemplo, se destruye una partícula nuclear y se origina otra, se destruye un grupo o queda reducido a sus individuos, se origina otro. Los grupos sociales son entidades tan reales como las moléculas, las células, los organismos, etc.

El concepto de lo orgánico y del equilibrio mecánico cumplió un papel esencial ya que indujo al científico social a reconocer plenamente el hecho de que las partes de la sociedad no son independientes, y de que la sociedad es hasta cierto punto un conjunto interrelacionado.

El paso adelante que se da después de Spencer es relativo a la naturaleza particular de esas relaciones. Mientras que en un organismo son fisiológicas, las relaciones entre las partes de la sociedad son fundamentalmente psíquicas, e implican complejos procesos comunicativos de intercambio de información. El individuo es realmente social y la sociedad verdaderamente psíquica. (Café, Tarde, Cooley, Mead).

Así, ya no se trata de la oposición entre individuo y sociedad. Los individuos no son discretos (separados, distintos), lo discreto es solamente el organismo físico.

El individuo que actúa –la persona psicológica- es en esencia una organización que se desarrolla y mantiene sólo en el intercambio simbólico con otras personas, en permanente desarrollo, y por medio de tal intercambio.

Donald T. Campbell sostiene que desde el punto de vista metodológico, es impropio suponer axiomáticamente que los grupos sociales en estudio constituyen entidades o sistemas, Esto último constituye mas bien una hipótesis a investigar.

Dice Campbell: “el proceso natural de conocimiento de que estamos dotados biológicamente, determina hasta cierto punto que objetos como las piedras y las tazas de té sean mas “reales” que los grupos sociales o los neutrinos.

Podemos sugerir dos fuentes de tal sensación: en la mayoría de los casos los grupos son menos sólidos, tienen límites menos definidos, son menos “duros”. Segundo: nos hemos desarrollado en un ambiente tal que la identificación de ciertas entidades de magnitud media era a la vez útil y anatómicamente posible. Producto de este proceso evolutivo es el maravillosos y eficaz mecanismo de la visión que dentro de una gama limitada de entidades analiza tan rápidamente la “entitividad” que comparada con él, todos los demás procesos inferenciales parecen indirectos, toscos, e indignos de confianza”.

Sistemas comparados:

Estudiaremos la naturaleza de la organización que caracteriza y diferencia a los diversos tipos de sistema:

Las partes del sistema: de simples a complejas.

Sistema mecánico: la naturaleza de las partes o componentes posee por lo general una estructura relativamente sencilla, estable, no afectada de modo apreciable o permanente por su condición de parte del sistema.

Sistemas orgánicos o socioculturales:
los componentes ofrecen una organización más compleja e inestable (más fácilmente sujeta al cambio producido por pequeñas fuerzas).

Relaciones sistémicas: de los nexos de energía a los nexos de información:

En diferentes tipos de sistema, la naturaleza de las relaciones entre los componentes .

Exhibe variaciones importantes en muchas dimensiones.

Sistemas mecánicos: relaciones restringidas y que la conducta de los componentes exhiba un reducido número de grados de libertad. La estructura del sistema es rígida. Estamos ante una “sencillez organizada”. El extremo opuesto “la complejidad caótica” en la que los grados de libertad de las relaciones de sus componentes son tan numerosos que solo es posible especificar estadísticamente los estados del sistema, y que existe escasa estructura o ninguna en absoluto.

Los sistemas orgánicos y socioculturales son ejemplos de “complejidad organizada”. Las relaciones entre las partes cobran mayor flexibilidad; la estructura es más fluida, como consecuencia del proceso, al aumentar el número de formas alternativas de conducta que se ofrecen a los componentes.

Si bien las relaciones entre los componentes de los sistemas mecánicos dependen de consideraciones espaciales y temporales y de la transmisión de energía de una componente a otro, las interrelaciones que caracterizan a los niveles superiores se apoyan cada vez más en la transmisión de información-principio fundamental del análisis moderno de los sistemas complejos.

Una persona que habla un lenguaje extranjero a su acompañante emite meros ruidos o energía vibratoria porque este último no encuentra correspondencia entre la variedad estructurada de la energía vocal y el repertorio de sonidos significativos estructurados. Pero si comprende dicho lenguaje y la información transmitida fuese “cuidado con el coche!!” ésta ínfima proporción de energía vocal desencadenaría una gran cantidad de energía en quien actúa como sistema receptor.

Así, la “información” en términos generales, no es una sustancia o entidad concreta, sino mas bien una “relación” entre conjuntos o agrupamientos de variedad estructurada.
Así una proporción minúscula de energía o materia puede desencadenar selectivamente una gran proporción de actividad o conducta en otros componentes.

En los niveles sistémicos de carácter ecológico, social y sociocultural, los individuos componentes necesitan establecer contacto físico, al modo de los mecánicos, sólo o principalmente en la unión sexual y en el combate cuerpo a cuerpo.

Por supuesto, las interacciones de sus componentes medidos por el “desencadenamiento” selectivo de los flujos de información son posibles porque: a) los componentes del sistema están a su vez organizados y son relativamente “sensitivos” y 2) cada una de las conductas alternativas abiertas a los componentes se han asociado de un modo u otro, con una de las disposiciones estructurales que incluyen el código de información.

Donad Mach ay sostiene que la “incapacidad para estudiar el proceso de comunicación en un contexto de amplitud tal que nos permita abarcar, no sólo el canal y la naturaleza de las señales que fluyen a través de él, sino al transmisor y al receptor terminales como sistemas orientados hacia metas y autoadaptativos. Conceptualiza al organismo como un sistema dotado de un repertorio de actos básicos que, en diversas combinaciones conforman su conducta.

Un organismo solitario mantiene al día su sistema orientador respondiendo a signos físicos del estado del ambiente recibidos por sus órganos sensoriales. Denominamos “percepción” a esta actualización adaptativa. Es posible considerar la comunicación como una extensión de este procesos, en virtud de la cual OTRO organismo intenta realizar parte del trabajo de organización del primero.

De los sistemas cerrados a los abiertos:

Que un sistema sea abierto significa que entra en intercambios con el ambiente, pero además que ese intercambio es un factor esencial subyacente en la viabilidad del sistema, su capacidad reproductiva o continuidad, y su capacidad de transformación. En los intercambios íntimos entre el sistema y el ambiente, el ambiente es tan fundamental como el sistema orgánico.

La respuesta típica de los sistemas naturales y cerrados a la intrusión de los hechos ambientales es una pérdida de organización o un cambio en la dirección de la disolución del sistema.

Los sistemas cerrados tienden a acentuar la “entropía”, a decaer.
Los sistemas abiertos son negentrópicos, tienden a elaborar estructura.

La retroalimentación y los sistemas intencionales:

Dada la naturaleza abierta, negentrópica y procesadora de información de los sistemas adaptativos complejos, un principio fundamental que los distingue de los sistemas físicos es el de que aparece con el concepto de “retroalimentación”, con el cual se define el principio teleológico en términos operacionales respetables. Se tiende en forma definida a una explicación con referencia a causas “eficientes” (aquello que ha producido algo) y no a causas “finales” (aquello para lo que existe ese algo).

Hoy podemos tratar causalmente el “propósito” o “intención” en el anterior sentido de fuerzas que actúan en el aquí y ahora. Si podemos contruir un modelo de intencionalidad, podemos explicarlo.

En la actualidad el concepto de retroalimentación se ha vulgarizado y muy a menudo se lo aplica en cualquier interacción recíproca de variables. Sin embargo, en su carácter de principio subyacente en la conducta perseguidora de objetivos de los sistemas complejos, implica mucho más que eso.

Denominaremos circuitos de “seudo-retroalimentación” a los circuitos causales mas simples, carentes de variables internas.

Denominamos dirigidos hacia metas y no simplemente orientados hacia metas, a los sistemas controlados por retroalimentación, ya que su conducta está dirigida por las desviaciones respecto del estado mismo de la meta, antes que por cierto mecanismo interno predeterminado que apunta a ciegas.

Comparemos por ejemplo las máquinas “pre-cibernéticas” con los modernos servomecanismos: en las primeras el proyectista debía prever en lo posible todas las contingencias que la máquina afrontaría en el cumplimiento de su tarea e incluir en el diseño características capaces de contrarrestarlas; en las segundas, la máquina moderna utiliza esas contingencias como información que, suministrada a la máquina, la dirige contra ellas.

Kart W. Deutsch opone la idea de retroalimentación en los sistemas complejos a las ideas de equilibrio u homeostasis.

A juicio de este autor, afirmar que un sistema social está en equilibrio implica que:

a) cuando se lo perturba, retorna a un estado particular anterior.
b) La perturbación tiene su origen fuera del sistema.
c) Cuanto mayor sea la perturbación, mayor será la fuerza con la cual es sistema retornará a su estado anterior
d) La velocidad de reacción del sistema ante la perturbación tiene menor importancia relativa –una suerte de desacuerdo o fricción que no halla lugar en el equilibrio “ideal”
e) Si bien en el sistema no puede ocurrir una catástrofe, una vez perturbado el equilibrio, vcasi nada puede predecirse acerca del futuro de la sociedad.

Deutsch señala que tales teorías del equilibrio se basan en el campo , muy limitado por cierto, de la “dinámica del estado constante” y no resultan apropiadas para el tratamiento de los hechos transitorios, y la predicción de las consecuencias de los cambios súbitos.

Pero la teoría de la retroalimentación no remite a segundo plano la “fricción, sino que por el contrario, se ocupa específicamente en ciertas circunstancias del “retraso” y la “ventaja” entre los hechos que incida. Un “retraso” considerable puede conceptualizarse como un desvío tan acentuado respecto de los objetivos comunes, con anterioridad a la corrección realizada por la retroalimentación, que sólo una reacción violenta (por ejemplo una revolución) es capaz de devolver el sistema social a su estado mas viable, orientado hacia metas.
Deutsch desarrolla aún más nuestro concepto de retroalimentación sugiriendo los tipos de información necesaria para “timonear” la sociedad. Para que haya una eficaz “autodirección”, un sistema sociocultural debe recibir en forma continua un flujo pleno de tras tipos de información:

a) información del mundo exterior
b) información del pasado con una amplia gama de rememoración y recombinación.
c) Información acerca de sí mismo y de sus partes.

Existen tres clases de retroalimentación que utilizan estos tipos de información:

a) persecución de metas, vale decir, retroalimentación de nuevos datos externos en la red sistémica, cuyos canales operativos permanecen invariables.
b) aprendizaje o retroalimentación de nuevos datos externos para la modificación de los propios canales operativos, es decir, para provocar un cambio de estructuras del sistema.
c) Conciencia o autopercatamiento, o retroalimentación de nuevos datos internos por vía de mensajes secundarios, mensajes acerca de cambios en el estado de las partes del sistema mismo.

En síntesis, mientras que el concepto de “equilibrio” se limita a descripciones de estados constantes, el concepto cibernético de retroalimentación se basa en la dinámica plena, que incluye el cambio de estado como aspecto inherente y necesario de la operación de sistemas complejos.

Morfostasis y morfogénesis:

El primer concepto se refiere a aquellos procesos de los intercambios complejos entre el sistema y el ambiente que tienden a a preservar o mantener una forma, una organización o un estado dado del sistema, en tanto que el segundo (morfogénesis) se refiere a los procesos que tienden a elaborar o modificar dichos rasgos.

Los procesos homeostáticos en los organismos, y el rito en los sistemas socioculturales son ejemplos de morfostasis. La evolución biológica, el aprendizaje, y el desarrollo social son ejemplos de morfogénesis.

Ya hemos analizado los procesos morfostáticos al ocuparnos del equilibrio, la homeostasis y la retroalimentación negativa. Estos procesos conservadores, compensadores de la desviación, han sido con frecuencia destacados en la literatura, a expensas de los procesos estructuradotes y promotores de la desviación, fundamentales para comprender sistemas de nivel superior, tales como los socioculturales.

Magoroh Maruyama ha defendido la necesidad de prestar mayor atención a estos últimos. Al concentrarse en los aspectos de las relaciones causales mutuas que se refieren a la compensación de la desvición, los especialistas en cibernética dejaron un poco de lado aquellos sistemas en los cuales los efectos causales mutuos aumentan la desviación. Dichos sistemas son ubicuos: la acumulación de capital en la industria, la evolución de los organismos vivos, el ascenso de culturas de diversos tipos, los procesos internacionales y los procesos denominados de manera vaga como “círculos viciosos” o “interés compuesto”: en suma, todos los procesos de relaciones causales mutuas que amplían un impulso inicial insignificante o accidental, acentúan la desviación y divergen de la condición inicial.

Maruyama ofrece como ejemplo el desarrollo de una ciudad en una llanura agrícola. Otros después le imitan y poco a poco se constituye una nueva ciudad. El secreto del crecimiento de la ciudad está en el proceso de las redes de retroalimentación positiva mutua que amplían la desviación, más que en la condición o el impulso iniciales. Es este proceso el que ha generado la estructuración de la ciudad compleja.

Maruyama analiza el desconcierto del biólogo ante el hecho de que la masa de información acumulada en los genes es demasiado pequeña para especificar en detalle la estructura posterior del individuo adulto. El enigma se resuelve si comprobamos que no es necesario que los genes porten toda la información: basta que lleven consigo un conjunto de reglas para generar la información (el llamado “patrón de organización” de Maturana??).

Servomecanismo: sistema electromecánico que se regula a sí mismo al detectar el error o la diferencia entre su propia actuación real y la deseada.

la causa material o aquello de lo que esta hecho algo;
la causa formal o aquello que un objeto es;
la causa eficiente o aquello que ha producido ese algo;
• y la causa final o aquello para lo que existe ese algo, a lo cual tiende o puede llegar a ser.

Aristóteles pone el ejemplo de una escultura: si se trata de una escultura del dios Zeus hecha de bronce por un escultor con la finalidad de embellecer la ciudad, la causa material es el bronce, la causa formal el ser el dios Zeus, la causa eficiente el escultor, y la causa final el motivo de su existencia: embellecer la ciudad. Podemos dividir las causas en:

intrínsecas como la causa material y la formal, pues estos principios descansan en el propio ente;
• y extrínsecas como la causa eficiente y la final, pues se trata de principios exteriores al ente.

Sin embargo, en los seres naturales aquello a lo que apuntan o hacia lo que tienden de forma natural es causa final pero en este caso intrínseca (hay que recordar el principio básico de la física aristotélica según el cual todos los seres naturales se caracterizan por poseer una finalidad intrínseca). También se habla de la idea, imagen o boceto que el escultor tiene en mente cuando realiza la escultura como causa formal; en este caso dicha causa formal es extrínseca.


La sociología y la teoría moderna de los sistemas
Walter Buckley (parte 3)

4. La Organización y su génesis

En los capítulos anteriores hemos hecho sólo referencia ocasional a los sistemas socioculturales. A continuación desarrollaremos la tesis básica de esta obra : que la TGS es mucho más útil que los marcos teóricos de equilibrio mecánico u organísmocos funcionales que prevalecen en gran parte del pensamiento actual en la ciencia social.

Los analizaremos en dos secciones:

a) en primer lugar analizaremos la teoría abstracta de la organización haciendo un análisis mas atento a los conceptos interconectados de información, organización, significado, incertidumbre, selección, constricción y otros por el estilo.

b) Examinaremos modelos conceptuales de la acción e interacción social para contribuir a comprender la teoría de la dinámica básica del proceso morfogénico sociocultural.

Intentaremos delinear el desarrollo de un modelo del sistema sociocultural como “sistema adaptativo complejo”. Este proceso parte del micronivel del acto y el proceso básico de interacción simbólica, para alcanzar la matriz de interacción mas o menos estabilizada que se denomina rol y dinámica del rol, y el complejo de roles que contribuyen a la estructura de las organizaciones e instituciones.

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