ALBERTO PARISÍ

Diferencia

ALBERTO PARISÍ
DIFERENCIA

INTRODUCCIÓN

El problema de la diferencia se refiere a la significación, al sentido del otro como irreductible en última instancia a la identidad de lo-mismo que sustenta a la Totalidad vigente y dominante; es decir, nos indica que la identidad del otro no se agota nunca totalmente en el espacio y horizonte de la totalidad de la cual es parte, dimensión o momento. Que lo otro oel otro reclamen identidad y consistencia más allá del Todo vigente o dominante, como hecho esencial, ello es nombrado por la categoría de diferencia. Por ello, deberá también referirse a las distintas y posibles "posiciones" de lo diferente en el espacio abierto por cualquier totalización: relaciones de dominio (es decir, represión de la diferencia), relaciones de in-diferencia (es decir, olvido, abandono o desconocimiento de la diferencia) o articulación de las diferencias (es decir construcción siempre renovada de nuevas formas mas abiertas y críticas de unidad, en el horizonte de la diferencia). En otras palabras, a partir de la categoría de diferencia, se busca rearticular una teoría de corte histórico-social, superadora de la dialéctica hegeliana y marxista positivista tradicionales, para abrirse a un pensamiento de formas histórico-politicas y culturales nuevo, que surgen en la reflexión de los países periféricos respecto del mundo central, opulento y signado por la tendencia permanente hacia un "pensamiento único".

DELIMITACIÓN HISTÓRICA

            l. El tema de la diferencia tiene una larga tradición en el pensamiento filosófico, que puede remontarse a la filosofía griega. Pero es a partir del moderno idealismo filosófico que, en Hegel, adquiere una problemática fundamental. Hegel resume el proyecto filosófico de la modernidad europea (Descartes, Kant, Fichte, etc.) y le imprime una dirección dominante, al resolver lo diferente en la identidad del todo. En América Latina la cuestión antropológica, ética y aún teológica de la alteridad y el otro tiene un largo camino, a partir de la reflexión efectuada aquí en torno a tradiciones teóricas de autores tales como Buber, Brunner, Laín Entralgo, Jolif, Levinas, etc.. En la vertiente de corte marxista, si bien dicha temática fue siempre sospechosa de "idealista", en los círculos del "marxismo humanista" (donde se leía a R. Garaudy y H. Lefebvre, por ejemplo) fue cultivada remontándola al joven Marx y, aún, al propio Feuerbach.

            Pero la reflexión estrictamente teórico-filosófica del otro, discutido sistemáticamente a partir de un determinado campo categorial, se instaura —a nuestro juicio— a partir de los trabajos de Enrique Dussel 1: en primera instancia (comienzos de la década de los '70) cuando explicita sus reflexiones críticas en torno a la obra de E. Levinas, asumiendo, no obstante, la misma semántica teórica del filósofo lituano-francés como contexto interpretativo del otro: la categoría de exterioridad. Posteriormente, Dussel tomará un rumbo propio en la edificación teórica de la exterioridad 2 y, en la etapa actual (mediados de los '80 en adelante), enhebrará sus reflexiones al desarrollo de una original reinterpretación de las obras centrales de Marx 3.

            Por otra parte, y ya desde la década de los '80, se ha instalado en algunas disciplinas sociales en Latinoamérica, el tema de la diferencia: distinta manera de referirse a la cuestión del otro, pero desde la óptica y los presupuestos del postestructu-ralismo y el llamado "pensamiento débil" (es decir, los movimientos de reactualización del último Heidegger en Francia e Italia promovidos, entre otros, por Derrida, Lacan, Vattimo, etc. 4. Si bien la cuestión de la diferencia en nuestras ciencias sociales ha tenido un desarrollo marginal, por cuanto ha generado pocos desarrollos propios y sistemáticos 5, vale la pena hacer un señalamiento más al respecto: indicar que, paradójicamente, en estas dos últimas décadas se ha producido un masivo trasvasamiento de dicha categoría, desde el campo filosófico al de las ciencias sociales. Vía traducción de literatura específica producida en otros idiomas, aunque también en trabajos locales y regionales, ello puede verse en los estudios de género, la antropología cultural, los estudios postcoloniales y culturales, los trabajos sociológicos enmarcados en el cualitativismo y la hermenéutica, etc.; dicho tranvasamiento -lento y silencioso al principio-se tornó masivo 6.

            Tres cuestiones preocupan al respecto:

            a) por un lado, que dicho trasvasamiento moviliza una categoría del campo filosófico al terreno de las ciencias sociales, sin dar cuenta teóricamente ("meta-teóricamente", sería la forma correcta de expresarse) de dicha operación, sus posibilidades y limites.

            b) Por otro, debido a lo que se acaba de señalar, en innumerables casos, "diferente" (como sinónimo de el otro/a, la alteridad, los distinto, etc.) pasa a usarse discriminadamente como entidad empírica sin más. Un ejemplo de ello, aunque no referido a este contexto, que clarifique lo que se intenta indicar puede ser el traspaso de la "razón trascendental" kantiana (sede de la producción del sentido de lo real) al sujeto empírico portador de significaciones en la teoría de la acción social de Weber (no al acaso, discípulo de una de las escuelas herederas intelectuales de Kant). Si bien Weber abrió con ello una nueva problemática en una naciente ciencia social empírica (la sociología), hace un siglo que se sigue discutiendo si el sentido intencional mentado en la acción del actor social no condena a Weber a una sociología idealista (fundada justamente en una filosofia del sujeto-fuente del sentido); o, si al contrario, por vía de los "tipos ideales" el autor alemán escapa tangencialmente a ello, ya que en diversas interpretaciones los tipos ideales son lo que hoy llamamos modelos teóricos para la interpretación de la acción social.

            c) Por último, en los casos donde se explicita una problematización de la categoría (a modo de ejemplo, en algunos escritos de E. Laclau; respecto a este autor argentino, radicado en Inglaterra hace más de treinta anos, el texto fundamental de su producción al respecto es el largo capítulo tres de su libro -escrito con Chantal Mouffe- Hegemonía y estrategia socialista: hacia una radicalización de la democracia, todas sus obras posteriores dependen teóricamente del texto citado), no puede darse cuenta del campo categorial al cual pertenece, las implicancias de su paso desde la filosofía a las ciencias sociales empíricas y la relación de la categoría con otras, sin las cuales la misma se torna incomprensible (vgr.: sin su relación con categorías como "totalidad", "contradicción", "praxis o práctica", etc).

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DELIMITACIÓN CONCEPTUAL
           
            1. Plantear teóricamente la cuestión del otro a partir de los señalamientos mencionados supondrá, en el presente desarrollo, dos cuestiones: a) superar el nivel discursivo de las discusiones antropológicas, éticas o teológicas, para situarse a un nivel estrictamente categorial y b) dentro de la semántica teórica, optar claramente por la categoría de diferencia como eje y referente central. Lo cual, a su vez, implicará ir estableciendo cuánto nos separa esta opción -paradójicamente- de la temática postestructuralista y postmoderna de la "diferencia" (pero también de los puntos comunes de confluencia con la misma) y en que medida nos acercaremos al planteo dusseliano de la "exterioridad".

            2. La categoría teórica de diferencia se refiere a la significación del otro como no reductible en última instancia a la identidad de lo-mismo (lo-mismo: el eje articulador que sustenta a la Totalidad vigente y dominante). Con estas formulaciones abstrusas, queremos decir: la identidad del otro no se agota nunca ni totalmente en el espacio y horizonte de la totalidad de la cual se parte, dimensión o momento. Que lo otro o el otro reclamen identidad y consistencia más allá del Todo vigente o dominante, ese hecho esencial es nombrado por la categoría de diferencia. Pero no sólo eso: también la índole de las relaciones posibles -al interior de las totalidades- entre lo-mismo y lo otro. Es decir, relaciones de dominio, de indiferencia o construcción siempre renovada de nuevas totalizaciones más abiertas, más críticas (lo cual implicará que a la categoría de diferencia habrá que articular, entonces, las categorías de contradicción y praxis).

            En otros términos, a partir de la categoría de diferencia se resignifica y rearticula una teoría dialéctica de corte histórico-social, superadora de la dialéctica hegeliano-marxista tradicional (una por idealista, la otra, la comprometida con el positivismo; ello deja para otra discusión en que medida en el propio Marx efectivamente existen elementos de una dialéctica histórico-social abierta). En efecto, estas últimas -además de no haber llegado nunca estrictamente a la cuestión de la diferencia- entendieron al otro como un momento de la identidad de las totalidades (y nada más). Debido a ello concibieron la superación dialéctica solamente como efecto del movimiento de las contradicciones mismas. En torno a esto último, suenan luminosas las palabras de Adorno: "Desde el momento en que Hegel resuelve consecuentemente lo diferente en la pura identidad, el concepto pasa a ser garantía de lo no conceptual, la trascendencia es capturada por la inmanencia del espíritu y prácticamente eliminada al convertirse en la totalidad de este" 7.

            3. Las relaciones entre la diferencia y la dialéctica son imposibles para el discurso postmoderno y postestructualista. Según G. Vattimo, la diferencia sólo puede hacerse patente en el "pensamiento débil" que haya renunciado —en profundidad- al ejercicio del logos como dominación (y por tanto, también al discurso dialéctico, uno de los últimos exponentes de la razón dominadora) 8. Con esto, Vattimo asume el programa heideggeriano del pensar como An-denken, es decir, del "pensar rememorativo" que se define por "...pensar no al ser como presencia de lo que está presente, sino la presencia en su proveniencia.." 9. Para este pensamiento, siempre según Vattimo, interpretando a Heidegger, la diferencia es aquella identidad no-presente del ser, su futuro, su inaprehensible horizonte. Con sus palabras: "La diferencia como destitución de la definitividad de la presencia es, por el contrario, esencial al pensamiento 'crítico', contra cualquier tentación de conciliaciones dialécticas..." 10.

            En esta misma dirección, propone j. Derrida su concepción de la diferencia: "Diferir... significa temporizar, recurrir, consciente o in-conscientemente, a la mediación temporizadora de un rodeo que suspende la ejecución o cumplimiento del deseo o la voluntad..." 11. Este exponente del postestructuralismo explicitará en profundidad su cometido cuando, por ejemplo, al estudiar el intento de Levinas por fundamentar su filosofia del "otro como absolutamente otro", a partir de la categoría de exterioridad. En la oposición Levinas/Heidegger, largamente explicitada en Totalidad e infinito, Derrida tomará un claro partido por Heidegger (por su específica concepción de la temporalidad diferenciadora de Identitat und Differenz  y otros trabajos del último Heidegger, acusando a Levinas de haber ingresado a un empirismo sin retorno 12.

            Qué es ese "otro de la razón" dominadora, heterogéneo al pensamiento discursivo, que aparece en la reflexión postmoderna, se pregunta Habermas 13, al plantearse una resignificación de la modernidad que camine por otros carriles que los de Heidegger, Derrida, Foucault, etc.. Para Habermas, este planteo postmoderno acerca de "lo otro" que la razón dominadora de la modernidad, no es claro; y su peligro evidente es ingresar al camino sin vuelta del irracionalismo, más que de la superación de la razón como dominio. Además, para el antiguo discípulo de Frankfurt los planteamientos ligados al último Heidegger reniegan tanto de cualquier proximidad a una analítica científica, cuanto de posibilidades de inserción efectiva y justificada en la práctica social 14.

            A estos importantes señalamientos sobre la categoría de diferencia en su versión postmoderna y posestructuralista, de parte de Habermas, añadiremos elementos de la reelaboración que sobre esta centralísima categoría se trabajan en Latinoamérica. Tendremos como motivo expreso, al respecto, las últimas propuestas teóricas de Dussel, a partir de sus trabajos actuales 15.

            Por último, deseo indicar que un latente peligro se cierne sobre el planteo acerca de la diferencia que se ha efectuado en Europa (quisiera excluir de alguna forma provisoriamente del mismo a Totalidad a infinito y a recientes trabajos de Todorov 16; querría preguntarme si su crítica a la filosofía de la presencia, la identidad de la no-presencia que reclama no serán, en definitiva sino la reivindicación del porvenir de lo-mismo, y sólo eso. ¿Por qué plantear esto? Porque, en definitiva, las categorías teóricas del discurso no constituyen sino la elaboración especulativa del orden práctico de sentido y. significaciones que sustenta a la existencia social 17. ¿Expresa el orden práctico de sentido de la actual vida socio-cultural europea preocupaciones sustantivas por la suerte y destino de los excluidos del mundo? La reivindicación crítica de que la filosofía de la presencia reprime y oculta un "más allá" del orden dominante, ¿conjuga en la voz de sus pensadores un reclamo (no sólo ético) y un cuestionamiento teórico a partir de quienes práctica y efectivamente son lo-otro-excluido del mundo de la opulencia?

            4. E. Dussel, en sus últimos trabajos (mediados de los '80 en adelante), ha planteado cuestiones básicas al respecto, que intentare sintetizar:

            a) Por una parte, ha resignificado la problemática de la exterioridad, articulándola a una cuidadosa lectura y reinterpretación de las obras centrales de Marx. Ha establecido, así, un engarce sustantivo entre exterioridad y "trabajo vivo" redefiniendo, a nuestro juicio, el contenido teórico de la exterioridad mas allá de Levinas. En nuestro concepto, esta es, justamente, la categoría de diferencia (que Dussel seguirá llamando exterioridad). En la totalidad dominante del orden mundial capitalista, la diferencia nombra al trabajo vivo como lo-otro-reprimido al ser subsumido por el capital. La diferencia, pues ("exterioridad", siempre según Dussel) expresa a nivel teórico la realidad o identidad del trabajo vivo como realidad "más allá" del capital, "…todo se inicia desde la exterioridad del trabajo vivo y, de todas maneras, continuamente, recordará la exterioridad de la fuente de valor. La afirmación de esta exterioridad, de la alteridad real del obrero (aunque subsumido de hecho en el capital como trabajo asalariado) nunca olvidada, constituirá el punto de apoyo de la criticidad de Marx. La exterioridad del trabajo vivo es el punto de apoyo exterior al sistema que exigía Arquímides, el no-capital; la realidad va más allá del ser del valor objetivado pasado" 18.

            b) por otro lado, ha mostrado los distintos niveles en que puede plantearse la categoría central de diferencia, según el tipo de totalidades que se analicen19. Así, uno será el nivel de la relación abstracta capital/trabajo; otro, las relaciones a nivel del sistema mundial capitalista, otro el de las relaciones que estudió la vieja teoría de la dependencia, etc.. Debemos aclarar que estos últimos desarrollos de Dussel se conectan estrechamente con planteamientos suyos anteriores20, donde mostraba un complejo sistema de articulaciones categoriales, de acuerdo a los niveles de totalización. Allí están expuestos los niveles llamados: I) político (en el cual deberíamos incluir los aspectos sobre los cuales acabamos de reflexionar), II) erótico, III) pedagógico y IV) antifetichismo) .

            c) Esta compleja articulación es una suerte de garantía contra cualquier tipo de unilateralización en la interpretación. La realidad es compleja, plural, múltiple; todo no es político-social, no todo juega su sentido a nivel macro. Pero el estudio de la diferencia, a partir de sus referencias a lo político y social, nos puede otorgar claves de interpretación simultáneamente totalizadoras, críticas y abiertas.

            En este sentido, debemos afirmar que la exclusión o represión de la diferencia, (es decir, su "posición relativa" en las totalidades) es múltiple, pluridimensional. Dicho de otra forma: en la producción y reproducción de la existencia -material y simbólica- de nuestras sociedades se genera un complejo sistema de exclusiones, formas distintas de represión de la diferencia. Podemos situar un eje importante en la "falla" del mercado capitalista (generador "per se" de macro-asimetrías), pero a su vez, las exclusiones se expresan de un modo específico en una multitud de ámbitos. Estos son, entre otros, la exclusión de la mujer, los ancianos y los niños, a partir de un "mandato" social patriarcalista y productivista, que los reprime y excluye de las esferas decisivas del poder, la gestión y el goce. Las exclusiones racial, religiosa y de todo tipo de minorías, a partir de un complejo entramado de prejuicios ancestrales. La exclusión de la propia naturaleza, a partir de un modelo productivista depredador, que nos ha hecho creer que el mundo es propiedad exclusiva y excluyente de nuestra especie, etc..

            d) No podríamos hablar de la diferencia sino es en relación a la unidad (a alguna forma de vínculo, unidad o totalidad). La diferencia "en sí, sola", es una abstracción sin sentido. Un problema central es cuál es su posición al interior de la unidad o vínculo en el que se halla o pertenece: si de subordinación (hablaremos, entonces, de diferencia reprimida), si de indiferencia (hablaremos, por ello de diferencia irrelevante, marginal, para el vínculo del cual es parte o dimensión constitutiva) o de diferencia articulada y potenciada en una unidad simétrica, múltiple, abierta.

            Estas "posiciones" o relaciones entre unidad (totalidad o vínculo) y diferencia tienen que ver, a su vez, con la cuestión de la "contradicción" y el "conflicto". Si en el vínculo, unidad o totalidad de que se trate, el "uno" se yergue como polo central y dominante, relega a "lo otro" (la diferencia) a una posición de subordinación, de otro-dominado; la unidad queda, así, atravesada por una contradicción (que podrá expresarse, en algún momento, en un conflicto abierto o no). Si la unidad o totalidad tendiera a la fragmentación y despotenciación de la fuerza vincular que la ha constituido, la relación entre "uno" y "otro" ingresaría a una dinámica de in-diferencia, donde lo que podrá ocurrir es la cancelación del vínculo o que el mismo se resignifique en torno a un polo dominante (en relación al cual "lo otro" se tornará diferencia dominada, reprimida). La dinámica de la in-diferencia no es un avatar naturalista que afecte a los vínculos, unidades o totalidades de que se trate: siempre tendremos que pre-suponer la existencia de una/s contradicción/es no resueltas, que no pudieron permanecer siempre en forma latente, tampoco "explotar" (es decir, expresarse en un conflicto abierto) y sí, asumir la forma de una suerte de "implosión".

            e) La unidad o vínculo construido sobre la articulación-potenciación de las diferencias es el mayor desafío que los seres humanos debemos enfrentar; la utopía básica de toda interacción vincular (micro o macro) que apunte a la libertad, la autonomía, la capacidad de iniciativa y, a la vez, la comunión, la solidaridad y el amor. Esta utopía central, positiva e indeclinable, permanentemente debe confrontar con las contradicciones y conflictos; el secreto de su concreción radicaría -creemos- en la simultánea capacidad de superación-resignificación de las contradicciones y conflictos, por una parte y, por otra, en la fuerza articulatoria que desde allí generará para fortalecer la unidad en las diferencias potenciadas.

            Más arriba nos habíamos preguntado qué es la diferencia; pensamos que algo hemos avanzado y señalar que se trata de una “realidad” o dimensión constitutiva de toda unidad, vínculo o totalidad, cuya entidad y significación es variable según la dinámica vincular en la que se despliegue.  Su represión, exclusión o absolutización nunca podrán dar cuenta de proyectos vinculares simétricos, ricos, complejos, pluralistas, creadores.  Según, pues, los avatares de su dinámica en la unidad de la que sea parte, dimensión o momento, será constitutiva de unidades cerradas (“totalitarias”) o, al contrario, unidades o vínculos en proceso de apertura, enriquecimiento, resignificación de sus contradicciones y repontenciación de sus diferencias 21.


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NOTAS

1. Entre otros de sus trabajos de esta época, véase: "El método analéctico y la filosofía de la liberación", p.116 sgs; Método para una filosofía de la liberación; Filosofía de liberación; Y los cinco tomos aparecidos de su Ética, a partir de 1973, en diferentes ediciones y países. Los planteamientos de Dussel aparecen en el contexto de la llamada "Filosofía de la liberación latinoamericana", con antecedentes importantes en la filosofía del peruano Augusto Salazar Bondy, el mexicano Leopoldo Zea, etc. Una evaluación contemporánea del desarrollo dusseliano en el marco de la Filosofía de la Liberación, escrito por un europeo, es el trabajo de Antonino Infranca, El otro occidente, Bs. Aires 2000, ed. Antídoto, Colección Herramienta. Entre los estudios sistemáticos sobre Levinas en dicha época, en Latinoamérica, Cfr. Guillot, Enrique: "Emmanuel Levinas: evolución de su pensamiento", Fac de Filosofia de la Universidad Nacional de Cuyo (Mendoza, Argentina) — mimeo- 1973; asimismo el estudio introductorio a Totalidad e infinito (traducido por Guillot al castellano).

2. Los dos textos donde puede advertirse este mrabo mas propio, a pesar de la continuidad semántica con los planteos anteriores, son: Filosofía de la liberación y Filosofía ética latinoamericana I y II.

3. Me refiero a tres trabajos centrales: La producción teórica de Marx, un comentario a los Grundrisse; Hacia un Marx desconocido, un comentario de los Manuscritos del 61-63; El último Money la revolución latinoamericana.

4. Lacan.J., "Subversión del sujeto y dialéctica del deseo", en Escritos I, Ed. Siglo XXI. "De un otro al Otro", en Seminario. Derrida, j., La escritura y la diferencia; "La difference", en Marges de la philosophic; Vattimo, G., Las aventuras de la diferencia; Vattimo, G-, Rovatti, P.A. y otros: El pensamiento débil. Respecto a las tendencias (marginales) en las ciencias sociales latinoamericanas a cernirse de la categoría0 de diferencia, a modo de ejemplo, ver: Verón Eliseo, La semiosis social, Bs. Aires, Ed. Gedisa, 1987; Lechner, N., La conflictiva y nunca acabada construcción del orden deseado, Santiago de Chile, Flacso, 1984, Laclau, Ernesto, Hegemonía y estrategia socialista (en colaboración con Ch. Mouffe), México, Ed. Siglo XXI, 1987. De lpola, E., Ideología y discurso populista, México, Ed. Folios, 1974. La rebelión del cow: estudios sobre la racionalidad politica y el sentido común. Bs. Aires, ed. Nueva Visión, 1989., etc. (no deberíamos olvidar aquí los desarrollos latinoamericanos del psicoanálisis de corte lacaniano).

5. En Parisí, Alberto: "Totalidad, contradicción y diferencia en Hegel y Marx", se reflexiona sobre la cuestión del otro con la categoría de diferencia, pero no según el contexto postestructuralista, sino más cerca de los desarrollos del último Dussel. Vid. asimismo mi trabajo "Paradigmas teóricos e intervención profesional: en torno al campo categorial de la dialéctica histórico-social", en revista ConCiencia Social, año 1, núm 1, Córdoba, noviembre de 1993.

6.  A modo de ejemplo, los estudios de género de Alcoff, L.; Scott, J.; Frazer, N.; Mouffe, Ch., etc. Estudios poscoloniales de Said, Mignolo, Quijano, etc.; trabajos antropológicos y culturales de Garcia Canclini, Martin Barbero, O. Landi, R. Ortiz, etc. En el campo sociológico de corte cualitativo y hermenéutico, trabajos de I. Vasilachis, E Bourdieu (al menos algunos de sus textos básicos, como La distinción, La miseria del mundo, El sentido práctico), una parte importante de la corriente etnográfica americana, etc

7.  Dialéctica
negativa, Madrid, Ed. Taurus, 1975, p. 400.

8.  cfr: Vattimo, Rovatti y otros: El pensamiento débil, ed. cit.

9.  Vattimo, G., Las aventuras de la diferencia, ed. cit., p. 118.

10. Idem., p. 8.

11. Marges de la philosophie, ed. cit. p. 8. (en castellano, Márgenes de la filosofía, Madrid 1994, ed. Cátedra).

12. Cfr.: "Violencia y metafísica", en La escritura y la diferencia, p. 107-210.

13. El discurso filosófico de la modernidad, pp. 351-386.

14. Idem., pp. 163-195.

15. Me refiero a La producción teórica de Marx, Hacia un Marx desconocido. El último Marx y la revolución latinoamericana. y su fundamental Ética de la liberación en la edad de la globalización y de la exclusión, Madrid 1998, ed. Trotta.

16. Todorov, T, La conquista de América, la cuestión del otro, México, Ed. Siglo XXI, 1988; Nosotros y los otros, México, Ed. Siglo XXI, 1991. Este proceso de producción práctica del sentido y su reelaboración especulativa en el campo categorial puede consultarse en: Jolif, J. Comprender al hombre, cap. VI. También Verón, E., La semiosis social, Bs. Aires, Ed. Gedisa, 1987.

17. Hacia un Marx desconocido,
p. 371-372.

18. Entre otros lugares cfr. "La cuestión popular", en La producción teórica de Marx, p. 400 sgs.

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