CUADERNOS
DE PASADO Y
PRESENTE
Traducción de José Aricó y Jorge
Tula
3) EL MÉTODO DE LA ECONOMÍA POLÍTÍCA
Cuando consideramos un país dado desde el punto de vista
económico-político comenzamos por su población,
la división de ésta en clases, la ciudad, el campo,
el mar, las diferentes ramas de la producción, la exportación
y la importación, la producción y el consumo anuales,
los precios de las mercancías, etcétera.
Parece justo comenzar por lo real y lo concreto, por el supuesto
efectivo; así, por ejemplo, en la economía, por la
población que es la base y el sujeto del acto social de
la producción en su conjunto. Sin embargo, si se examina
con mayor atención, esto se revela [como] falso. La población
es una abstracción si dejo de lado, por ejemplo, las clases
de que se compone. Estas clases son, a su vez, una palabra vacía
si desconozco los elementos sobre los cuales reposan, por ejemplo,
el trabajo asalariado, el capital, etc. Estos últimos suponen
el cambio, la división del trabajo, los precios, etc.
El capital, por ejemplo, no es nada sin trabajo asalariado, sin
valor, dinero, precios, etc. Si comenzara, pues, por la población,
tendría una representación caótica del conjunto
y, precisando cada vez más, llegaría analíticamente
a conceptos cada vez más simples; de lo concreto representado
llegaría a abstracciones cada vez más sutiles hasta
alcanzar las determinaciones más simples. Llegado a este
punto, habría que reemprender el viaje de retorno, hasta
dar de nuevo con la población, pero esta vez no tendría
una representación caótica de un conjunto sino una
rica totalidad con múltiples determinaciones y relaciones.
El primer camino es el que siguió históricamente
la economía política naciente. Los economistas del
siglo XVII, por ejemplo, comienzan siempre por el todo viviente,
la población, la nación, el estado, varios estados,
etc.; pero terminan siempre por descubrir, mediante el análisis,
un cierto número de relaciones generales abstractas determinantes,
tales como la división del trabajo, el dinero, el valor,
etc. Una vez que esos momentos singulares fueron más o menos
fijados y abstraídos, comenzaron los sistemas económicos
que se elevaron desde lo simple —trabajo, división
del trabajo, necesidad, valor de cambio— hasta el estado,
el cambio entre las naciones y el mercado mundial. Este último
es, manifiestamente, el método científico correcto.
Lo concreto es concreto porque es la síntesis de múltiples
determinaciones, por lo tanto, unidad de lo diverso. Aparece en
el pensamiento como proceso de síntesis, como resultado,
no como punto de partida, aunque sea el "efectivo punto
de partida, y, en consecuencia, el punto de partida también
de la intuición y de la representación. En el primer
camino, la representación plena es volatilizada en
una determinación abstracta; en el segundo, las determinaciones
abstractas conducen a la reproducción de lo concreto por
el camino del pensamiento. He aquí porqué Hegel
cayó en la ilusión de concebir lo real como resultado
del pensamiento que, partiendo de sí mismo, se concentra
en sí mismo, profundiza en sí mismo y se mueve por
sí mismo, mientras que el método que consiste en
elevarse de lo abstracto a lo concreto es para el pensamiento sólo
la manera de apropiarse lo concreto, de reproducirlo como un concreto
espiritual. Pero esto no es de ningún modo el proceso de
formación de lo concreto mismo. Por ejemplo, la categoría
económica más simple, como por ejemplo el valor de
cambio, supone la población, una población que produce
en determinadas relaciones, y también un cierto tipo de
sistema familiar o comunitario o político, etc. Dicho valor
no puede existir jamás de otro modo que bajo la forma de
relación unilateral y abstracta de un todo concreto
y viviente ya dado. Como categoría, por el contrario, el
valor de cambio posee una existencia antediluviana. Por lo tanto,
a la conciencia, para la cual el pensamiento conceptivo es el hombre
real y, por consiguiente, el mundo pensado es como tal la única
realidad —y la conciencia filosófica esta
determinada de este modo—, el movimiento de las categorías
se le aparece como el verdadero acto de producción (el cual,
aunque sea molesto reconocerlo, recibe únicamente un impulso
desde el exterior) cuyo resultado es el mundo; esto es exacto
en la medida en que —pero aquí tenemos de nuevo una
tautología— la totalidad concreta, como totalidad
del pensamiento, como un concreto del pensamiento, es in fact [en
los hechos] un producto del pensamiento y de la concepción,
pero de ninguna manera es un producto del concepto que piensa y
se engendra a sí mismo, desde fuera y por encima de la intuición
y de la representación sino que, por el contrario, es un producto
del trabajo de elaboración que transforma .intuiciones-
y. representaciones en conceptos. El todo, tal como aparece en
la mente como todo del pensamiento, es un producto de la mente
que piensa y que se apropia del mundo del único modo posible,
modo que difiere de la apropiación de ese mundo en el arte,
la religión; el espíritu práctico.
El sujeto real, mantiene, antes como después, su autonomía
fuera de la mente; por lo menos durante el tiempo en que la mente
se comporte únicamente de manera especulativa; teórica.
En consecuencia, también en el método teórico
es necesario que el sujeto, la sociedad, esté siempre presente
en la representación como premisa. [30]
Pero estas categorías simples, ¿no tienen una existencia
histórica o natural autónoma, anterior a las categorías
concretas?: Ca depend [eso depende].- por ejemplo, Hegel
tiene razón en comenzar la Filosofía del derecho
con la posesión ya que constituye la relación jurídica
más simple del sujeto. Pero no existe posesión antes
de la familia o de las relaciones de dominación y servidumbre,
que son relaciones mucho más concretas. En cambio, sería
justo decir que existen familias, tribus, que se limitan a poseer, pero
que no tienen propiedad. Frente a la propiedad,
la relación de simples comunidades de familias o de tribus
aparece como la categoría más simple. En la sociedad
deun nivel más elevado la propiedad aparece como la relación
más simple dentro de una organización desarrollada. Pero
el sustrato más concreto, cuyo vínculo es la posesión,
está siempre supuesto. Puede imaginarse un salvaje
aislado que sea poseedor. Pero en este caso la posesión
no es una relación jurídica. No es exacto
que la posesión evolucione históricamente hacia la
familia. Por el contrario, ella presupone siempre esta categoría
jurídica más concreta. Sin embargo, quedaría
siempre en pie el hecho de que las categorías simples expresan
relaciones en las cuales lo concreto no desarrollado pudo haberse
realizado sin haber establecido aún la relación o
vínculo más multilateral que se expresa espiritualmente
en la categoría más concreta; mientras que lo concreto
más desarrollado conserva esta misma categoría como
una relación subordinada. El dinero puede existir
y existió históricamente antes que existiera el capital,
antes que existieran los bancos, antes que existiera el trabajo
asalariado. Desde este punto de vista, puede afirmarse que
la categoría más simple puede expresar las relaciones
dominantes de un todo no desarrollado, o las relaciones subordinadas
de un todo más desarrollado. (…)
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