Para que la revolución
no degenere en gobierno, es necesario pasar del reino de la necesidad
al reino de la libertad, en la cual la revolución bolivariana
y la construcción del socialismo intenten decidir su destino.
Por ahora, el líder presidente Chávez
entendió la necesidad de la estructura “partido”.
Creemos que el partido tiene cuatro tareas, que indicaran su destino.
Uno y dos, estatutos y elección
de su dirección, clásicos y normales en cualquier
revolución.
Tres: el partido tiene
una tercera tarea, mas difícil que la primera, sustituir
un 80% de la primera camada de revolucionarios en cargos de elección
popular (diputados, gobernadores, alcaldes, legisladores, concejales,
juntas parroquiales etc.). Con una compleja tarea de evitar que
estos viejos liderazgos quemados o no, se apoderen de la dirección
del partido al quedar desempleados “evitar separar las funciones
del partido” y al mismo tiempo evitar que la oposición
recupere esos espacios políticos.
Otro es manejar una política de alianza
acertada con los partidos que apoyan el proceso y se quedaron con
sus siglas. La fusión de Patria para Todos con la unidad
patriótica Comunitaria, Movimiento Electoral del Pueblo,
Partido Comunista.
Cuatro: talón
de Aquiles y militancia del partido, la gran mayoría apoya
la reelección indefinida del presidente Chávez, pero
no apoyan los bacalaos y burócratas que plantean montarse
en él portaviones del presidente para pedir su tercer periodo.
Por otro lado es bueno señalar que el partido,
recibe un saldo negativo, heredado de las viejas cúpulas
partidistas, que cómodamente se dedicaron profesionalmente
a la política oportunista burocrática. El nuevo partido
no debe servir de comodín usado como chivo expiatorio para
tapar el Miquelinismo que tanto daño le hizo a la revolución
en su pasado inmediato.
Otras tareas del partido, es asumir e impulsar
la unidad, no es tarea fácil sobre todo por lo que queda
de la izquierda socialista Venezolana, generaciones del pasado inmediato,
50, 60, 70, 80,. La realidad ayer, hoy y mañana seguiremos
fraccionados, aceptemos que nunca tendremos un orgasmo político
verdadero en relación a la unidad de los socialistas con
la nostalgia que tiene como referencia un tiempo pasado en el cual
todo fue mejor, ni mucho menos con la melancolía de quienes
pretenden restaurar la unidad idílica del 23 de enero, igual
la lucha armada de los 60.
Esa unidad tampoco pareció darle a la izquierda
mayor capacidad para entender el mundo, ni para actuar con independencia
frente a la burguesía criolla y el imperialismo en ese momento
de gran auge de masas.
El reencuentro de los viejos socialistas dentro
del partido, no deben permitir pontificar sobre las virtudes sobrenaturales
de la “unidad”. Por ahora ayudemos a los propulsores,
al pueblo revolucionario, al presidente Chávez a construir
un partido como alternativa libertaria ante el imperio y su único
partido, no tengamos miedo de asumir las consecuencias de un replanteo
global de la revolución que dirige el comandante Chávez.
¿Camaradas anti-partido, efectos paralizantes
para que, dudar si hay o no revolución en el país?
500 años no han sido suficientes.
Estamos ante la presencia de otro genio de la práctica
política, y en el orden de las vicisitudes humanas, si vacilamos
como pueblo revolucionario, en lo que, el nos ordena perdemos el
tren de la historia, sin boleto histórico y menos político.
(*) “aspirante a militante”. |